Bonita, fácil y resultona.
Una tarta a menudo demandada y que cautiva a los más golosos.
Un contraste muy blanco y muy negro, característico en la archiconocida galleta.
Al paladar de una de mis hijas más exigentes, sabe mucho a leche... Hay a quien le encanta.
¡Para gustos los colores!
Ingredientes
300 g de galletas oreo y algunas más para decorar alrededor de la tarta
100 g de mantequilla
500 g de nata para montar
3 cucharadas de leche condensada
400 g de leche
2 sobres de cuajada
150 g de chocolate blanco
Elaboración
1.- Coger 100 g de galletas y quitar el relleno de nata. Pulverizar solamente las galletas (sin el relleno) durante unos segundos a velocidad 10 hasta que estén finamente molidas. Sacar del vaso y reservar.
2.- Sin lavar el vaso, poner el relleno que hemos quitado de las galletas junto con 200 g de galletas oreo y la mantequilla. Moler durante 5 segundos en velocidad 6. Poner esta mezcla en la base de un molde desmontable bien distribuida y compactada con el reverso de una cuchara. Reservar en el frigorífico.
3.- Sin lavar el vaso, poner la nata, la leche condensada, la leche, la cuajada y el chocolate blanco a trozos y programar 14 minutos a 100º en velocidad 3.
4.- Una vez terminado el tiempo, sacar el molde del frigorífico y verter la mezcla sobre la base, poniendo una cuchara debajo del chorro para evitar que caiga directamente sobre la masa y se mezcle.
5.- Dejar refrigerar en la nevera un mínimo de 8 horas.
6.- Decorar por encima con el polvo de galletas que hemos preparado en el paso 1 y distribuir alrededor de la tarta las galletas enteras de la decoración. Sujetar con una cinta bonita para evitar que se caigan.
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